domingo, 28 de junio de 2009

para enriquecernos entre todas - 2 en 1 -

Aprovechando la ocasion de intensificar y sumar experiencias en nuestros proyectos anuales y pedagogicos:

1- Deseo compartir algo que encontre en una biblioteca virtual de Editorial conocida

2- Subo tambien un videito de nuestros pequeños en accion.

Dice Cleri Evans - Licenciada y profesora en letras, licenciada en educación y profesora para la enseñanza primaria-

“Enseñar qué es leer no es lo mismo que enseñar a leer”. La diferencia de este enunciado tiene profundas repercusiones en la formación del lector inicial, ya que nuestro accionar docente dependerá según nos posicionemos en uno u otro. El Jardín no tiene como meta enseñar a leer pero sí enseñar qué es leer.

¿Qué significa esto? Ni más ni menos que iniciar al niño en las prácticas de lectura y en los quehaceres propios del lector. Es decir que el niño aprenderá con la guía de su maestra, entre otras competencias, que:

Leemos para algo: buscando información, para entretenernos, para resolver un juego, para hacer algo después, etc. Siempre nuestra lectura está dirigida por un propósito.
Leemos de distintas maneras: en forma detallada o intensiva como cuando leemos un artículo que nos interesa, o en forma puntual, descartando información superficial a nuestro propósito, como cuando buscamos un número en la guía telefónica, o en forma extensiva, como cuando hojeamos el diario sin detenernos demasiado en cada noticia.
Leemos textos diferentes, en diferentes presentaciones, formatos y portadores. Leemos revistas, diarios, libros, carteles, volantes, folletos, marcas, etiquetas, números, facturas, tickets, patentes, etc.


El escritor Ricardo Mariño ha comparido una serie de maximas y minimas sobre la lectura, si bien su escritura puede tener una tendencia particular, son interesantes, algunas de ellas son:

* Querido docente: si alguna vez al salir del cine alguien te detuvo en la vereda y te pidió que escribieras tres finales distintos para ese argumento, y esa experiencia te agradó y notaste que mejoró tu comprensión del filme, entonces está muy bien que continúes pidiéndoles a los alumnos que después de la lectura de un cuento señalen palabras esdrújulas, sensaciones olfativas o terminaciones en aba.


* Desconfía de los cuentos y novelas que sirvan para enseñar algo muy concreto. Si el libro demuestra claramente que los dientes deben cepillarse todas las noches, que no hay que discriminar a los asiáticos y que los enanos son personas, probablemente no tenga mucho valor literario. Las grandes obras literarias no enseñan nada, al menos no directamente, y, al contrario, crean encrucijadas que provocan más preguntas que respuestas.

* Hay que discriminar. Las editoriales publican cientos de títulos por año y a cada uno lo presentan como un gran libro. Sin embargo, un gran libro es una especie de milagro. Un gran libro deja huellas profundas en las personas y frecuentemente los gana como lectores para otros libros. Un mal libro, en cambio, es una poderosa máquina de alejar gente de la lectura. De los cientos de títulos que se publican por año la gran mayoría son literariamente intrascendentes. Siendo muy generoso se podría decir que por año aparecen dos o tres libros muy buenos. El papel de alguien que quiere promover la lectura es ubicar esos dos o tres libros. Nadie va a hacer ese trabajo por él. Y no hay una máquina de detectar grandes libros. Para complicar más las cosas, esos dos o tres libros no son los mismos para todo el mundo.

* Leer es más trabajoso que mirar. Dicho brutalmente, los dibujitos que llamamos letras son representaciones de ruidos que llamamos palabras que a su vez son representaciones de las cosas. En el televisor, en cambio, están directamente las cosas (la imagen de ellas). Es más trabajoso leer que mirar. Pero recordemos que correr tras una sola pelota que se la disputan veinte chicos valiéndose de patadas y empujones es más trabajoso que quedarse sentado en un banco de la plaza mirando comer a las palomas. Curiosamente, los chicos prefieren el fútbol a quedarse sentados. Debe ser que lo muy placentero hace olvidar lo trabajoso de su consecución. Los buenos libros hacen olvidar el trabajo de leer.

* El dios Hermes es el patrón de la lectura, en virtud de su papel de mensajero entre los dioses y los humanos. Hermenéutica es la palabra que designa la actividad de interpretación de los textos sagrados pero también tiene un uso más general para nombrar todo acto de interpretación de textos. Ayer nomás toda la educación era religiosa. La tradición religiosa en la educación, orientada a formar moralmente a partir de textos que enseñan lo que una institución, la iglesia, cree que se debe enseñar, es la matriz arcaica a la que responde esa tendencia todavía existente en el ámbito docente, por la cual de un texto literario se puede y se debe extraer una enseñanza sintética, definida y, curiosamente, buena. ¿Por qué esa arbitrariedad? Porque esa actitud conecta con aquella posición hermenéutica que da por sentado que en lo escrito (sagrado) sólo puede haber mensajes edificantes. Bajemos a Hermes de la palmera. La maestra no es Hermes. Hermes no existe, o todos somos Hermes.


-----------------------------------------------------------------------------

Los Dinos en la sala ( proyecto compartido entre Sala Naranja T.T., Sala Roja T.T. y Sala Verde J.C. )